febrero 09, 2007

La innombrable... esa relación*


Después de 3 meses de verse a diario, salidas juntos, peleas y demás periplos que realizan esas sumatorias personales de 2 factores; te preguntas que carajo son aunque sabés que amigos seguro que no (a menos que hayas vuelto a tu primera adolescencia, la pubertad, cuando tenias una relación mas o menos parecida con un mejor amigo, pero que era absolutamente enferma: le faltaba sexo).


Significar una relación, llamarla de algún modo, ese parece ser el mandato que tenés grabado, pero te das cuenta de ello después de haber sacado kilos de cenizas debajo de tu cama, de haber tratado de ponerle nombre a esa cogidas repetidas en las que por momentos se te confundían las palabras para denominarlas (garchas, huesitos, sexo al paso, calentura, enamoramiento lúdico, pastienamoramiento, poligamia sexual de martes por la tarde, etc.) y ves que de nada te servía porque todas te dejaban de nuevo en la misma página del diccionario: la que empezaba con sol_.


Pero resulta que después de 21 días de insastifacción e incomodidad con la vida que ya no te regalaba sus frutos del chat; quedaste embarazado. Si, puesto que esto también quiere decir quedar dificultado, ante un encantamiento atrevido que de repente brilló en tu góndola de carne humana masculina. Brilló tanto (y te sentiste en una publicidad de cif o magistral) que dijiste: " si si, con este me quedo, y te fuiste cual señora culona contenta porque va a poder canalizar sus fantasías sexuales reprimidas por la falta de prácticas sexuales (hasta masturbatorias).


Y así te viene durando tres meses ya, y piensa durar bastante más; una relación a la que le quisiste poner nombre, pero a la que no pudiste catalogar. Hay monogamia, tristezas, peleas, pasión, sexo cochino, fantasías reveladas, simplicidad, discusiones teóricas, risas, novela, libertad sexual, fidelidad, familia política y presentaciones varias (entre otras cosas que seguís descubriendo día a días) que confunden tu cabeza. Lo que seguro que no hay son esposas, culpas, dictadores ni esclavos. Pero sin embargo no le pudiste poner nombre.


La in-significación de tus movidas te traen problemas con tus neuronas, y mucho mas si ese productos sexual al que considerás humano, y lo sabés humano e igual a vos, le das absoluta cabida en tu mundo. Algo así como una fusión político sociocultural de 2 Estados independientes de diferentes continentes, que hasta hablan (y se explican) parecido pero no iguales.


Esta relación sigue siendo innombrable, y más si ese sujeto no te permite que se te ocurra llamarla de algún modo, menos de las maneras clásicas (supongo sabés a que me refiero). Sin embargo es posible intentar llamarla de algún modo; "encontraste/apareció" podría ser una buena forma. Quizás podrías presentarlo la próxima vez como "mi aparecido ante mi" (también llamado marido algunas veces y por varias culturas, principalmente por la conformidad de los encontrados al respecto) pero para eso necesitás encontrar un buen vino (que te de un poco de soltura) y el necesita ser mas amable.



*primer escrito de un nuevo volumen, de un nuevo estado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno... SUBLIME.
Supiste captar muy bien todo ese pseudo (vamos a decirle así aunque sepamos que es una totalidad de) histeriqueo a la hora de ponerle etiquetas a las cosas.
"No me gustan las etiquetas" pueden no gustarte, pero terminas aceptando que si no categorizas las cosas a tu alrededor terminas conviviendo con un caos que te puede pisotear a gusto.
Don't be someone... just BE.



PD_y más vale que pongas los créditos de nina p. jajaja!

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