enero 20, 2009

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enero 17, 2009

Los ritos del pájaro. Cruzar el Himalaya para preguntarse sobre la trascendencia de ponerla.

Conocer que piensan los heterosexuales masculinos acerca del sexo parece ser tu nueva indagación. Tu nuevo hábitat se despliega cómo un lugar privilegiado para realizar este trabajo de campo, explorando que piensan estos hombres sobre el uso de la verga.

Ya habías empezado a indagar las perfomances de los machos heterosexuales con tu new-hetero-friend de quién te pensaste y te sentiste enamorado. A la distancia te diste cuenta que fue todo una performance del macho para desplegar su machosidad, para desplegar sus virtudes performativas con algo que no es una mujer, pero que vibra por momentos en esa tónica que el entendía como su opuesto y necesario.

También te diste cuenta que esa machosidad encontraba una barrera en tu materialidad masculina, que no le permitió ser explícito con sus sensaciones emocionales hacia vos, sino sólo desviándolas en otros detalles, desvíos que te comían la cabeza, y que eran en realidad los objetos de tu deseo. Estabas introduciéndote al mundo de la perfo-macha en bruto, modos de ser no atravesados por el drenaje de la duda de la “identidad” sexual.

La recepción oficial a tu nuevo ecosistema estuvo auspiciada por Hoffman en bicicleta, y sus representantes fueron dos heterosexuales que te llevaron de viaje por un manual introductorio a la práctica de la heterosexualidad como despliegue performativo para ponerla; en Animal Planet podríamos hablar de los rituales de copulación.

Uno de estos anfitriones, el treintero hizo una declaración que marca el recorrido de indagación de los sujetos heterosexuales, características que a su vez son tomadas por los putos que se deciden, por lo que a su criterio es la “la masculinidad”, y eso es: los ritos de apareamiento.

“El heterosexual (para nosotros el macho HT) se cruza el Himalaya si tiene la seguridad, absolutamente garantizada, de que la va a poner”, porque al indagar sobre este declaración parece que después y más allá de todo el 90 % del pensamiento de un macho hétero-soltero está dado en el cómo hacer para ponerla (muy diferente al caso de tu hetero-boy-friend, que “tenía novia”, donde ponerla, y entonces le quedaba un amplio porcentaje de tiempo libre como para desplegar armas intelectuales inconscientes y seducirte).

Esta afirmación amerita por supuesto un amplio trabajo de campo, una profunda indagación sobre los pareceres con los que la mente HT debe encontrarse para llevar a cabo tan loable fin, después de todo no es vano recordar que los únicos sujetos que no deciden cuándo cómo dónde y con quién coger son ellos, ya que las mujeres y los putos si tienen cuentan con esa posibilidad.

¡Qué procaz tarea ésta la de llevar adelante el cruce de un sistema montañosos de estructuras mentales femeninas que están latentes y eliminan yoes masculinos, destruyendo autoestimas y edipos supuestamente resueltos! La santa verga que encarna en un macho HT toma el camino difícil para la redención, pero en su búsqueda puede encontrarse con la diosa misma encarnada, aunque en los tiempos de hoy escaseen, y los mandatos sociales hayan hecho de esas féminas, esclavas del machismo moral de la mujer trofeo de plata que se ha puesto en una vitrina, después de haber costado ser conseguido, y que poco a poco deja de ser algo único para ser una más en la alacena de la sociedad heteronormativa, de la normatividad de lo determinado por alguna ley macabra que te manda a hacer la perfo.

Esta es la piedra fundamental del juego de dominación de uno sobre el otro, pero en un registro de lo no dicho. Las mujeres con sus vergas simbólicas intentan dominar al macho HT para poder creer que ellas tienen el poder de elección, cuando ya efectivamente lo tienen pero no están entregadas a él sino a la héteronorma, sin saber, sin haberse percatado (sin haberle preguntando) que el macho HT en realidad lo que está pensando una vez que ya la ha puesto, que ya cruzó el Himalaya, que ya llenó un agujero, es en como ha de encontrarle un sentido a ese trabajo heroico que realizó para encontrarse con algo tan simple (y que produce sólo algo instantáneo no trascendente): el sexo.

Sonaba:

Natalia lafourcade // las 4 estaciones del amor.//2007

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