julio 27, 2008

pa danzar a la Tierra. Conector, de Hector Buitrago

Héctor Buitrago, la otra parte de Aterciopelados, se armó un disco que transporta tu cabeza y tu cuerpo. Con ruiditos, voces y ritmos etnos, el desconocido de la banda colombiana hizo un altísimo disco. Entre los invitados, muchos artistas colombianos, está su co-equiper Andrea Echeverri con una de las mejores intervenciones vocales de sus tiempos en los tema ohhh y en música somos, donde tambíen aparece Julieta Venegas.
Si bien es del 2006, parece salido recién ayer del horno, y se podría decir que completa la trilogía aterciopelada de ese año, con el disco solista de Andrea Echeverri, con el cual se consagra como diosa del olimpo, y el disco Oye!, en el que las letras te parten la cabeza con el mejor ritmo.

Héctor Buitrago - Conector- 2006

damaquiel

altísimo

tonada tambor

julio 11, 2008

Rota, el matrimonio, pegado con gotita.

Lo que queda después de un matrimonio consumado (vamos a llamar matrimonio a toda relación entre dos personas donde la idea de entrega a la Relación y para el otro es la estructura que erige todo esta práctica) tiene sabor a nostalgia melancólica, a algo así como un extrañar con cariño algo idealizado que te da una tristeza porque eso idealizado se hizo realidad.

Un matrimonio consumado es como hacerlo en público con el sujeto que todos creen, incluido vos; es el correcto (he `s That guy), la pareja perfecta, a esa a la que te amoldaste entregándote a las pretensiones del susodicho.

Un matrimonio sólo se lo puede pensar cuando uno ya está afuera, es casi imposible pensar en él mientras lo estás actuando. ¡La terapia de pareja es pura mierda! Reflexionar sobre una práctica que uno está llevando a cabo, implica detenerla para reflexionar sobre ella, y eso es algo imposible en una estructura tan rígida de entrega como lo es el matrimonio cristoburgués; ¡estás entregado a otro, y sólo podés reflexionar por, sobre y para ese otro! ¡Pensar en que hacés mal, que hace mal él, cómo ser todo el que el espera de vos, cumplir todo lo que el quiere para vos! Uno podría pensar que este movimiento constante de convertirte en el otro mentalmente lo está haciendo él también por vos. Si, seguro que lo hace, pero él está pensando como si fueras vos pero desde él, por ende si el que piensa por vos no sos vos, ¡nadie está esta pensando como vos!

En un matrimonio tal y como nos lo enseñaron definitivamente vos no estás.

Recién hacés tu entrada cuando querés detenerte a pensar en vos y en que corno estás haciendo, es entonces cuando aparecen las famosas crisis matrimoniales, pues claro, porque estás deteniendo la práctica matrimonial.

Y es ahí cuándo se empieza a tambalear todo, y esto no importa cuándo sucede, pero sucede inminentemente. Uno no puede estar haciendo todo el tiempo lo mismo, tarde o temprano dependiendo de que nivel de desarrollo autónomo tenga cada uno, te detenés a preguntarte los porque de eso que estás haciendo.

Hay varias reacciones a los análisis y respuestas surgidas de esa crisis, la resignación, la aceptación, el placer de haberlo elegido, el quiebre absoluto, la desilusión, la repulsión, el miedo, hasta incluso todo eso junto en un devenir de recuperación de la situación prisionero-por-asalto del “amor”.

Recuperarse del amor matrimonial, un amor a la estructura, suele tomar un tiempo, pero no tanto si uno hace un proceso de comprensión experiencial de eso que practicó. Obvio, la situación ideal, que el fin del matrimonio sea por una partida ya anunciada, por decisión mutua en buenos términos, o hasta por muerte.

Para pensar la práctica es necesario poder volver a los lugares dónde se dieron tales prácticas, dónde se dio esa exposición de la estructura al público matrimonial, para poder comprender las dimensiones de olvido de uno mismo. Solo revisitando las locaciones de tu práctica podés pensar en eso que hiciste mientras estabas en situación matrimonial. Entrar al baño ese donde en el que te limpiabas después de coger, abrir la heladera de la que robabas frutas, ver que los gatos te extrañaron y quieren seguir despertando bajos tus piernas o tomar de tu vaso de agua, acordarte de las horas en el sofá viendo televisión siendo matrimonio, viendo muchas veces mierda.

Si sí, cuánta nostalgia hasta que la política familiar que tuviste te hizo acordar todo eso que no entendías por que hacías, pero que pensabas que estaba bien, entonces eras da-perfect-wife, y te encontrabas aceptando razonamientos que en tu mundo eran insultantes, que por jugar al matrimonio tu foro interno bramaba ¡traidor!

Y si, estabas practicando el matrimonio que te enseñaron todos los adultos que te rodearon mientras crecías, una estructura que no te estructuraba, que la sentías como una media rota que se te engancha en el dedito chico del pie cuando estás en una reunión y sentís que algo te molesta pero no estás seguro bien de que es lo que te jode, pero jode y te hace sentir incómodo porque no estás haciendo nada para ponerte cómodo porque estás intentando que el otro esté cómodo, y como sos da-perfect-wife la mayor cantidad de veces lo lográs. Pero seguís incomodo, porque no hayás la molestia, y sólo sacándote la zapatilla podés caer en la cuenta de que era lo que molestaba tanto, y lo peor de todo era lo que sospechabas que era, si, sospechabas de que no te habías preguntado que había pasado con vos mismo, de que no habías ido a preguntártelo, y que seguías dando vueltas por ahí.

Y te detuviste, y todavía estás ahí, viendo como fue tu matrimonio, entendiendo por qué hiciste esos movimientos, aprendiendo de ese crecimiento, y ahora pensás que vas ir más despacio, vas dar unos pasos y te vas a detener a reflexionar sobre esas prácticas. Por que te diste cuenta que es preferible mantenerse en contacto con uno mismo a que perderse y reencontrarse después de mucho tiempo con mucho para contar, para enterarte de cosas de uno mismo que ni si quiera te imaginabas.

Ya sabés que ahora que estás mirando con atención eso que hiciste podés ver los detalles y estructuras que te ponen incómodo, por eso, si bien necesitás compartirte con un chico que te guste, la prioridad en la comodidad de tu vos mismo te lleva a disfrutar del encanto de cada momento sin importar lo que dure ni el tiempo que lleve pasar a otras situaciones, hoy te encanta el hecho de que él te tenga presente aún en palabras que te regala, que hacen contacto con tu vos mismo, y te descolocan porque no sabés como ponerte cómodo vos mismo, porque solo podés abrumar a ese chico poniéndolo tontamente cómodo, pero desde tu punto de vista. La comodidad relacional está en saberse hacer sentir cómodo uno mismo, para poder prestarle la atención que se merece el otro y conocerlo, y no suponer cosas que te hagan esperar preciosas ilusiones.

Y como me regaló un lindo muchacho sabiamente: "Se rompió la tacita; la tacita se repara, pero de ahora en más así como la ves enterita, ¡está pegada con la gotita! Y vas a tener que aprender a quererle así, rota".


mientras se escribia:- Rota, el matrimonio, pegado con gotita –

sonaba:

Kelis
Tasty
(2003)


LinkWithin

Related Posts with Thumbnails